Comunicar malas noticias relacionadas con la salud es difícil. Para todos. Entre los profesionales sanitarios y sus pacientes y entre estos y sus familias. Cómo vamos a sentirnos cómodos al informar de un mal diagnóstico, de una recaída o de la necesidad de someterse a un duro tratamiento. Sin embargo, hay habilidades y técnicas que extraemos de la experiencia de pacientes, psicólogos y comunicadores y que nos pueden ayudar a que todo sea mucho más llevadero.
Son estos cuatro consejos. Van destinados a los profesionales sanitarios:
Primer consejo: ¿Te has formado en comunicación? ¿No? ¡Hazlo!
Alfredo Saborido Pérez es sexólogo y transplantado de riñón. Entiende que las malas noticias en el ámbito sanitario son muy difíciles de comunicar, pero hace un llamamiento a los profesionales para que se formen también en comunicación. Por su experiencia sabe que muchos enfermos han recibido la noticia “sin acompañar”, dura, sin rastro de un dato o un gesto que alivien el dolor. Cree que los médicos “están muy formados en realizar el diagnóstico, pero no en cómo hacer la comunicación de ello”.
Segundo consejo: conecta con la emoción.
La psicóloga Alba Sánchez comprende que para los sanitarios comunicar malas noticias sea algo “habitual”, porque es “su día a día”. Les pide sin embargo que se pongan en el lugar del paciente: “Y si ahí simplemente le damos la importancia real de ‘sé que esto que sientes ahora es horrible, y no puedes pensar en otra cosa, lo comprendo, lo comparto, pero vamos a salir adelante’; es decir, conectar con la emoción para buscar soluciones. Y comprender que lo que para ti es habitual para el otro puede ser la experiencia más brutal que está sucediendo en su vida”.
Tercer consejo: debes ser consciente de que eres, además de un profesional, un ser humano.
El comunicador Javier Cebreiros aboga por explotar el lado humano del profesional: “Yo abogo por ser humanos. Parece que nos han educado en que el profesional no tiene sentimientos… Y muchas veces la gente necesita consuelo, que el profesional lo sienta de verdad”. Y no hay disculpa: “Todos tenemos esa habilidad de ser empáticos, de estar en el lugar del otro”.
Y cuarto, el consejo práctico: reserva para el final la frase positiva.
Vayamos a lo práctico. Estamos ante un paciente. Tenemos que comunicarle una mala noticia. ¿Cómo lo hacemos? La comunicadora Belén Varela sugiere dejar para el final un mensaje positivo, de esperanza: “Si yo te voy a decir que tenemos un tratamiento para ti pero que la enfermedad es muy grave, cuando te vayas, tú te vas a quedar con que la enfermedad es muy grave. Si yo te digo que tu enfermedad es grave pero que tenemos un tratamiento para ti, el efecto que va a producir en ti es diferente, va a atenuar el impacto de lo negativo”. Por eso, el aspecto positivo lo dejamos para el final, “para que sea lo que la persona se lleve”.
Estos cuatro consejos, por parte de psicólogos y comunicadores, han sido extraídos del Curso de Habilidades de Comunicación entre Profesionales Sanitarios y Pacientes, impartido en virtud del convenio firmado por el Servicio Galego de Saúde (SERGAS), Novartis Farmacéutica y Atresmedia Formación.
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