
El esfuerzo que implica idear una empresa, darle forma, buscar recursos y, finalmente, formalizar la constitución de ese proyecto, puede venirse abajo si tu presentación ante posibles inversores o clientes no funciona. Por eso creo que conviene seguir una serie de pautas, unas normas sencillas para que nuestro público se vaya del acto con ganas de invertir en ti o de ser tu próximo cliente.
Como ejemplo de lo que se debe hacer, recurro a la presentación de Iroite, una empresa de comunicación y eventos que Belén Xestal y Marcos Gallego acaban de crear para poner en valor los espacios costeros y la cultura marinera de Galicia. Estos fueron, creo, sus aciertos:
Empatía. Belén y Marcos lograron la empatía del público. No hay fórmula mágica, más bien hay tantas como personas, pero una sonrisa franca y mostrarnos ante los demás con naturalidad, con seguridad en nosotros mismos pero sin arrogancia, pueden ser de gran ayuda.
Brevedad. Fueron breves. Respetaron el tiempo marcado por la organización para cada exposición.
Mirada compartida. Dirigieron su mirada a todos los asistentes, implicándonos de esta forma a todos en su proyecto.
Contar, no leer. Trajeron escrita su intervención, como debe ser, pero la contaron, no se limitaron a leer.
Apoyo multimedia. Es una parte importantísima de toda exposición. Evitaron un error que se comete frecuentemente en este tipo de actos: dar demasiada información, saturar al público con datos que ni da tiempo a leer. Belén y Marcos, por el contrario, acertaron con la emisión de un vídeo que resume perfectamente cómo es su empresa:

Tienes más información sobre el DEMO DAY de la Fundación Paideia y la Escuela de Organización Industrial en este enlace: