Un elefante rosa y otras dos claves para ganar un debate

 

elefanteEste blog se abre por primera vez a dos firmas invitadas. David Garrote Yáñez (@davidmespresso), subcampeón nacional de debate académico, y Moisés Martínez González-Cambra, mejor orador Ovimun 2014, me acompañaron a la moderación del debate entre los candidatos a rector de la Universidad de A Coruña.

David y Moisés escribieron el post pocas horas después del debate y antes de las elecciones a rector. Os dejo con ellos.

«Luces, cámara y acción. Según las encuestas del diario El País el candidato de PODEMOS, Pablo Iglesias, se consolidó ayer de noche como ganador del debate electoral. Según las encuestas de El Español de Pedro J., Iglesias comparte podio con Albert RIvera, de Ciudadanos. Hay quien incluso afirma que el ganador fue Mariano Rajoy, actual presidente del gobierno, pese a no haber ni participado en el debate. Y en este momento del debate sobre quién ha ganado el debate es cuando el lector se pregunta, ¿cómo se gana un debate?

“Hay quien incluso afirma que el ganador fue Mariano Rajoy, actual presidente del gobierno, pese a no haber ni participado en el debate.”

En un debate entre partes enfrentadas, hay que ser conscientes de que el voto que se pelea es el voto del centro del espectro político, el voto del votante indeciso. Ya lo demostraba Stoner en 1961 con su famoso experimento: las discusiones de grupo intensifica las opiniones del individuo, un fenómeno psicológico conocido como polarización grupal.

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Por lo tanto, y dado que tras participar en un debate (ya sea como orador o como público) las partes directamente enfrentadas tenderán a separar aún más sus puntos de vista, el único voto que queda por captar es el del que aún no se ha posicionado ni a favor ni en contra de cada uno de los candidatos. Y aquí es donde brillan, incluso a veces por su ausencia, los maestros de la comunicación, la persuasión y la retórica. Decía un famoso pintor austríaco: las revoluciones profundas, de largo curso y huella duradera, no las hacen escritores, sino oradores.

“Las revoluciones profundas, de largo curso y huella duradera, no las hacen escritores, sino oradores.”

El de los candidatos al gobierno no fue el único debate del pasado lunes 1 de diciembre. En los rincones más profundos de la Facultad de Ciencias de la Comunicación da Universidade da Coruña, en un claroscuro plató de televisión repleto de alumnos en prácticas, se hallaba quien se erigirá como rector del alma mater hercúleo durante los próximos cuatro años. Dos candidatos, sentados en una mesa semicircular moderada por el mismísimo Luis Fraga, dibujando un imaginario atril en la mente del espectador atento al duelo dialéctico que ambos candidatos trataron de ofrecer a la tribuna.

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Julio Abalde y Daniel Pena, los dos candidatos a rector en las elecciones celebradas el 3 de diciembre de 2.015 en la Universidad de A Coruña. Esta entrada se publica solo horas antes de la apertura de las urnas.

Si consiguieron estar a la altura de un John F. Kennedy VS. Richard Nixon o si se quedaron a la altura de La Niña de Rajoy es un nuevo debate, completamente diferente, en el que no pretendemos entrar en este artículo. En lugar de eso, ofrecemos al incauto lector 3 puntos clave sobre cómo ganar un debate junto a la oportunidad de juzgar por sí mismo, analizando en diferido a través del canal de youtube de la propia universidad el debate entre ambos candidatos. Suena la campana y comienza el primer asalto, disfrutemos del #penaVSabalde.

 

PUNTO CLAVE Nº1: ARE

¿Porqué ARE? Argumentar (A), razonar (R) y evidenciar (E) son los tres pasos fundamentales en el camino de la persuasión. Ponerle nombre a nuestra afirmación, a nuestro argumento, delimita el concepto y permite centrar el tema de debate con el fin de transmitir con mayor facilidad nuestro mensaje, consiguiendo una mejor comunicación para un espectador que sabe “por donde van a ir los tiros”. La frase y esto es así por un argumento económico, uno político y otro social, construye una de las triadas argumentales posiblemente más veces repetidas en el mundo del debate de competición.  El argumento hay que razonarlo, es decir, explicar el porqué de nuestra afirmación y transformarla en algo más concreto y próximo. Evidencia, el quid de la cuestión, con las evidencias es como se demuestra que todo lo anterior tiene un pie en la realidad y que las premisas antes enunciadas son ciertas y/o posibles.

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Daniel Pena

         En este debate tanto Pena como Abalde llegaron pertrechados de argumentos para demostrar que su candidatura es la que más adecuada para la UDC. Líneas argumentales como la implicación y la reivindicación del alumno como eje central de la universidad o la estabilización del personal investigador fueron, como es de esperar, comunes. Cuando llegamos al campo de los razonamientos cada candidato trataba de defender su postura mediante propuestas concretas o medidas más o menos generalistas, el debate estaba servido en esta fase, ahora bien donde los candidatos se desinflaron fue al llegar a la parte de las evidencias, “haberlas hailas” y alguna apareció, pero con menos presencia de la deseada para unos ponentes de tan amplio bagaje académico.

PUNTO CLAVE Nº2: ADAPTACIÓN AL PÚBLICO

No es lo mismo comunicar para un público formado por estudiantes universitarios que para la Federación de Peñas del R.C. Deportivo de La Coruña, y nuestro mensaje no debiera  ser el mismo en cada uno de los casos. Inteligente el cauto periodista que antes de escribir una noticia se pregunta Who? (¿Quién?) What? (¿Qué?) Where? (¿Dónde?) When? (¿Cuándo?) Why? (¿Por qué?) How? (¿Cómo?). Como oradores en un debate, podemos y debemos copiar ejemplo del mismo, cuestionarnos todo y no dejar nada al supuesto conocimiento del oyente.

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Julio Abalde

En el #penaVSabalde echamos muy en falta una clase rápida de adaptación al público. Si bien es cierto que uno de los candidatos trató de arengar a las masas en más de una ocasión (se dice el pecado pero no el pecador), ninguno de los dos candidatos se esforzó especialmente en explicar con detalle los puntos más complejos de sus líneas argumentales. Citas constantes a organismos universitarios que todo buen universitario desconoce o a artículos de la legislación al alcance único del espectador de más alta cuna académica aparecieron en más de una ocasión, muy lejos de la zona de confort del espectador medio.

PUNTO CLAVE Nº3: LOS ELEFANTES ROSA

Cuántas veces no le hemos dicho a algún amigo frente a un desengaño amoroso -No piensas más en ello. ¿Y cuantas veces lo hemos conseguido consigue? Probablemente pocas o peor aún, sucede justamente lo contrario, este fenómeno se conoce en psicología como la Teoría de los procesos irónicos (Wegner, 1994).

pinksEn este debate los elefantes rosas eran visibles y llamativos. Por un lado se paseaba con cierta frecuencia el elefante del mercantilismo, apareció desde el principio del debate sin ser llamado. A medida que el debate avanzó se fue difuminando para ser llamado de nuevo a gritos en el alegato final. Por otra parte, el elefante del continuismo también hizo acto de presencia en distintos puntos del debate. Los dos candidatos llamaron a filas a sendos y respectivos paquidermos.

Llegados a este punto del debate, y a modo de conclusión final, cabe destacar el fair play entre los dos contrincantes que aún ante la falta de evidencias, el uso y abuso de términos confusos, y la aparición de diferentes elefantes rosa, no hicieron de ello arma para desangrar al contrario. Aunque como dos espectadores muy frikis del debate, hemos de reconocer que echamos de menos algo de plomo o plata, que diría Pablo Escobar. C’est fini!»

 

David Garrote Yáñez y Moisés Martínez González-Cambra.

 

CARTEL ANUNCIADOR DEL DEBATE

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