Dar un pregón en el pueblo donde nacieron tus padres, donde pasaste tus largos veranos infantiles y tus añoradas fiestas navideñas con toda la familia. Era algo que se me resistía. Año tras año, la comisión de fiestas de Carballo (A Coruña) me llamaba para proponerme ser el pregonero de las fiestas de San Xoán. Yo siempre tenía una disculpa para evitar la invitación. Que si tenía un turno que no me lo permitía, que si ese día precisamente tenía un compromiso… Hasta que me decidí. Me propuse superar la timidez que me frenaba y pensé que ya era hora de dar las gracias a Carballo y a los carballeses por todo lo que he recibido de ellos. Y vaya si ha merecido la pena. Fue un momento maravilloso, inolvidable, que queda en mí para siempre. Reí, lloré, me reencontré con viejos amigos. Un gran día.
El acto tuvo lugar el pasado 22 de junio, pero es ahora cuando el Concello de Carballo me pasa el vídeo. No es necesario verlo, salaos.
¡Gracias Carballo!
¡Enhorabuena salao!
¡¡Enhorabuena salao!!