
Juan Carlos Rodríguez debe a sus padres el cultivo de su afición a la radio. A partir de su primera beca -en la SER-, tuvo oportunidad de trabajar con excelentes profesionales del medio, como Javier González Ferrari, Luis Rodríguez Olivares, Manuel Martín Ferrand, Miguel Angel García Juez e Iñaki Gabilondo. De ellos, Juan Carlos aprendió “humanidad, periodismo y sentido crítico”, según cuenta para este blog. Sus inicios en un periódico local primero, y en una emisora de radio de provincias después, contribuyeron “a identificar periodismo con lo cercano, con lo inmediato”. Como a muchos periodistas, la gestión y dirección de emisoras le permitió “conocer en profundidad el entramado complejo” de una empresa radiofónica. Rueda Rato, Antena 3 de Radio y Cadena SER fueron sus experiencias “positivas y a veces no tanto”. Seleccionar estudiantes para prácticas y gestionar contenidos fueron otras labores muy satisfactorias para este profesional que, en la actualidad, imparte cursos de comunicación para Universidades y empresas.

Juan Carlos, ¿por qué no suele gustarnos nuestra voz cuando nos oímos en una grabación?

¿Cuáles son los errores más habituales entre los estudiantes y profesionales del periodismo?

Si por “buena voz” se entiende lo que la mayoría percibe como :agradable, armónica, cálida, relajada y transparente, por supuesto que se puede ser buen comunicador. Ejemplos hay en la panorama audiovisual español, como lo fue José María García, y otros más recientes en programas televisivos. En estos casos, la falta de esa cualidad se suple por la fuerza de sus mensajes, la calidad (buena o mala) de los contenidos o el propio formato del programa. No obstante, en mi opinión, una voz profesionalmente educada contribuye de forma notable a mejorar el proceso comunicacional.