
¿A quién no le resulta atractiva la idea de estudiar un curso de su carrera universitaria en otro país? Conocer otras culturas, otros idiomas, otras personas… Todo es estimulante a primera vista. Resulta recomendable sin embargo tomar una serie de precauciones, tanto antes de nuestra marcha como durante las primeras semanas en nuestro destino. Mario Toledo estudia el doble grado de Periodismo y Relaciones Internacionales en la Universidad Antonio de Nebrija, en Madrid. Le hemos pedido que nos cuente su experiencia.
Mario Toledo (Cartagena, 1993) decidió participar en el Programa de Movilidad Internacional de su universidad. Fue a parar a una pequeña localidad estadounidense, Lock Haven, en Pensylvania. Iba preparado para el cambio. “Lo primero que hice fue ser realista, pensé que no todo sería como yo esperaba, y así fue”, nos cuenta. Hay que tener calma. “Con el tiempo todo irá a mejor”.
Lo peor, el primer día.
El primer día en Lock Haven fue duro. “El cambio es enorme, no conoces a nadie, no sabes con quién tienes que hablar…” y, así, aturdido y desorientado “te encuentras al menos durante la primera semana”. Aunque hay un aspecto concreto al que el recién llegado nunca se acostumbra: la comida. “Comen a las 12 del mediodía y además lo mismo que han desayunado -huevos, patatas, bacon- y cenan ¡a las 4 de la tarde! cosas muy raras como la pizza de oreo”.
El oído se abre al nuevo idioma al mes de tu estancia.
Mario compartía edificio en una residencia con estudiantes de todo el mundo. Una magnífica manera de aprender y perfeccionar idiomas, no solo inglés. “Al cabo de un mes, empiezas a entender lo que hasta entonces no podías por el acento y por la rapidez con la que hablan”. Pero por tus dotes con la lengua extranjera, si sigues el consejo de este estudiante, no hay que preocuparse. “En realidad es la mejor excusa para ir al extranjero. Estudiar fuera es la mejor manera posible de aprender y mejorar un idioma”. Tú lo aprendes pero también enseñas el tuyo: “La gente siempre está interesada, al igual que tú, en conocer a personas de otros países. Así que, no olvides de donde vienes y muestra también tus costumbres, enseña tu idioma, habla de tu país”.
Todos los estudiantes trabajan.
En Lock Haven todos los estudiantes trabajan, incluso en cuatro sitios diferentes. “Son servicios comunitarios, imprescindibles para graduarse” tanto dentro como fuera de la universidad. Asi, “en un restaurante es posible que te encuentres a un compañero de estudios sirviéndote”. Mario recuerda el día en que preguntaron en clase quiénes de ellos habían trabajado. “Todos levantaron la mano menos yo y mi amiga española”.
Desconocimiento absoluto de España y de otros idiomas
Si te decides a estudiar en Estados Unidos probablemente ofrecerás a tu vuelta un testimonio parecido al de Mario: “Los americanos no tienen mucha información sobre nosotros los españoles, creen que estamos en la frontera con México”. Tampoco creen necesario aprender otros idiomas. “Para ellos el inglés es suficiente”.
Es una experiencia que hay que vivir.
Merece la pena el choque cultural y el previsible duro proceso de adaptación. Cuando el estudiante regresa a su país “ve todo con otros ojos” y vuelve “más crecido como persona, más independiente y más maduro”. Y no olvides pasártelo bien: “Viaja todo lo que puedas y descubre el país en el que te encuentras”.
